Mi historia en los Pirineos:
Soy un enamorado de las montañas y como tal, siempre tengo objetivos en torno a ellas.
En este caso deportivos, aunque el trasfondo es más bien un objetivo de crecimiento personal.
Las montañas de más de 2000 metros, te hacen sentir multitud de sensaciones.
Desde lo pequeño que eres a sus pies y la absorción a sus adentros mientras trazas sus herraduras, para ganarte el regalo visual desde su cima.
Y todo esto, engancha.
De ahí que haya acabado en la Transpyrenees 2023.
Una prueba que recorre los Pirineos de mar a mar, atravesando nombres míticos como Bales, Aspin o Tourmalet. ¡¡Tenía que estar en mi lista de conseguidos!!
Así que me lancé, tras 2 años de inscripción fallida por diversas causas, confiando en aquello de "a la tercera va la vencida".
El proceso:
Es simple, te anotas, te mandan unas instrucciones con horario de salida y track y debes ser autosuficiente desde el momento de la salida a la "meta".
Tú te gestionas el ritmo, las paradas, las comidas, el sueño...
De ahí que está prueba tenga muchas historias, de quién se la toma modo competitivo hasta el que va de excursión aprovechando el tiempo límite (5 dias)
En mi caso, fue mi primera experiencia "ultra" por lo que el objetivo no era muy claro.
En mis mejores pensamientos, deseaba acabar en 3 días, pero ni sabía cómo pasaría las noches rodando, ni si mi cuerpo aguantaría tanto desnivel sin descanso.
Tampoco me amargaba, ya que la opción de disfrute y "excursión" también quería que tuviese parte en esta aventura. Sabía que, dado el caso, esas distancias eran más asumibles.
Siempre mirando al cielo, claro, porque el pronóstico para los 3 primeros días, hablaba de lluvia y eso sí que no lo quería.
Tomando como principio la parte de disfrute, ya el inicio del viaje fue hecho en bicicleta.
Tras bajar del avión en Barcelona el viernes previo a la salida, ruedo unos 90kms hasta un hotel a medio camino de Llançá.
Amanece el sábado y me quedan 120kms hasta la salida: coger el cap, asistir al briefing e intentar acumular horas de sueño para lo que viene.
En esos 120kms, me arrepiento alguna que otra vez de mi idea disfrutona de cruzar Catalunya con una bici cargada de comida y una mochila con los enseres que debía entregar a la organización para más tarde recuperar en San Sebastián y con los que volver a la "vida normal".
Cerca de Llançá, algo de compañía hizo más llevadero ese tirón final.
¡¡¡A las 20:00 es la salida!!!
Nervios, comer, intentar dormir tirado en el pabellón y cotillear bicis hacen matar la espera hasta el momento la salida.
En esos momentos conozco en persona a varios participantes que solo les tenía en conocimiento virtual y a Marco Martins, de mano de Fernando.
Fue tras una participación en una de sus largas salidas de grupeta, en que tuve una de las primeras referencias reales donde me vi capaz de afrontar un reto como la Transpyrenees.
Asi que ¡gracias Marco!
Llegan las 20:00 PM. No dormí nada y ya llevo 120 kms en las piernas... Pero estar en la salida, rodeado de 200 personas dispuestas a este reto, llena de energía.
Asi que, colocado bien delante, y salimos.
Como cuento, sin un plan fijo, más que intentar hacerlo en 3 días, aprovechando los 3 track que ya nos da la organización y con la clara idea de querer hacer la parte central con los colosos, de día, sobre todo Troumouse.
La salida es muy rápida, en seguida estamos en plena ascensión y el ritmo no es para nada el de una ruta de más de 1000kms.
Intento templar, pero me agarro a los primeros grupos que se hacen con la idea de avanzar todo lo posible acompañado. Especialmente esta primera noche.
Al paso del segundo puerto, ya es noche y todo se va seleccionando más.
En los tramos entre subidas, ir en grupo acelera mucho, sobre todo con un hombre que iba modo cabra a más de 40km/h ¡No sé cómo acabaría, pero ese ritmo era mortal hasta para 3h!
En el grupo que me acomodo, acabo rodando junto a Marco y siendo cara conocida ya existe una unión y compromiso para ir trabajando juntos.
Lamentablemente, en uno de los descensos se me cae el frontal del casco y tengo que dar media vuelta a por él. Perdiendo ya la compañía para lo que queda de noche.
EMPIEZA LA TRANSPYRENEES
Gracias a la rápida salida y la motivación, en menos de lo que me doy cuenta, está amaneciendo y ya consigo uno de los primeros objetivos, rodar una noche entera.
Corono Pailheres con las fuerzas justas, pero contento con haber conseguido ese primer objetivo.
En la cima, me sitúan entre los 15 primeros, me animan y vuelo para abajo con la idea de desayunar y ver cómo reacciona el cuerpo.
Tras un atraco a varias cafeterías, me marco el objetivo de llegar a la noche de nuevo y ahí descansar. Acabaría el día con más de 400 kms pero el cuerpo parece que lo acepta.
Llega la tarde, y tras buscar alojamiento cercano en Saint Girons, lleno el estómago y directo a la cama.
Muy contento con haber rodado más de 20h, más de 400kms y así duermo 7h del tirón sin preocuparme mucho de posiciones.
A la mañana siguiente, sobre las 6am, arranco con todos los colosos por delante, tengo todo el día para disfrutar de Aspin, Tourmalet, Troumouse. Sólo la niebla y amenaza de lluvia puede romper el plan.
Amanezco con muy buenas sensaciones, realmente "desencadenado" la motivación de rodar por estas montañas suma, y el haber dormido 7h tras el día anterior con tanta emoción ha servido de buen recovery.
A partir de aquí ya es muy fácil coincidir con gente que no ha dormido, que ha parado menos horas, que tienen otro plan...lo que alegra el día también ir viendo gente, incluido coordinar paradas conjuntas.
Camino a la cima del Tourmalet, La Mongie me parece un buen oasis para cargar pilas y enfrentarme a Troumouse lleno de energía.
En estas aventuras, nunca sabes lo que comerás, ni dónde... Pero qué rico está todo en Francia, siempre con queso por supuesto.
Mi idealización de la ruta era coronar Troumouse en pleno atardecer y disfrutar de su circo, la ruta merecía la pena sólo por eso.
Pero como os comenté, el día amaneció gris, y fue así ya hasta el final de la ruta en San Sebastián. Por lo que, aunque llegué pronto a la cima, pero las vistas fueron nulas.
Queda en la lista de VOLVER, ya que el puerto es muy disfrutón. Primera parte rodadora, y unos kms finales exigentes, pero con herraduras y paisajes de quitar el hipo.
Al no tener entretenimiento visual en la cima, me tiro para abajo bien abrigado, y con un gran adelanto sobre el plan inicial de tres días.
Por lo que pienso en coger cena en Luz, tomar algo y rodar de nuevo parte de la noche.
Cosas de novato y español... Me voy primero de bares que, a la compra, y cuando voy a por la cena el súper ha cerrado.
En mis bolsas ya no había mucho que me salvara la noche, asique rectifico el plan, a mi pesar ya que fue el día que mejores piernas tenía y busco alojamiento cercano a Luz para pasar la noche y arrancar de madrugada de nuevo.
¡¡A por el tercer día!!
El día ayer terminó precipitadamente, pero con una gran pizza y cerveza cercana al hotel que pensé me harían descansar de nuevo otras 4-5h del tirón.
El destino me quiso enseñar otro plan...
Mi estómago dio tres volteretas durante esa noche, y tras dormir 2h, me despierto empapado y febril. Intento volver a dormir, pero no hay manera, asique arranco ¡No hay opción que no sea avanzar!
Son las 4am, sigo entre la niebla que en este caso moja como lluvia y me dirijo al Aubisque.
Las piernas ya no son las de ayer, y la sensación del estómago es muy desagradable. Cojo ritmo lento, y espero a que el cuerpo de la vuelta... En esto ya tengo algo de experiencia y sé que con fruta y cosas naturales se suele arreglar.
La bajada del Aubisque es muy larga, y termino en el pueblo encontrándome con otro compañero ateridos de frío los dos ¡Hora de guardarse en una panadería y atacar de nuevo todo lo que tenga azúcar!
Salgo de allí con mejor cara, y con un saco de pan como nueva y añadida capa paravientos.
Aun así, el frio me hace parar un par de veces y pensar si volver sobre mis pasos a esperar que se vaya la niebla.
Sigo adelante, intentando coger calor dando algo de fuerza a los pedales y surte efecto.
¡Ya vamos camino del final!
Esta etapa parecía más cómoda en perfil, pero había mucha trampa... Incluido el gran Larrau.
A eso del mediodía, el cuerpo empieza a encontrarse mejor, ya acepto comida de todo tipo y a pies de Larrau para a comer con la primera de las chicas que venimos rodando desde hace pocas horas.
En esa parada cojo el móvil y veo que la gente me anima, que voy muy bien posicionado y en mi cabeza empieza a resonar la idea de un Top10.
Que no voy a engañar, era de mis objetivos soñados antes de salir de casa, pero consciente de la multitud de imprevistos y competencia que hay en este evento.
Esta idea, y la comida, me da nuevas fuerzas para tomarme lo que queda de ruta modo "competitivo"
Minimizar las paradas y llegar a San Sebastián son mi máxima ahora.
Esto me da fuerzas y constantemente tengo referencias de puesto, 13, 12, 11, 10...
Ya entrando a España ruedo el 10 y llega la noche.
Tras pasar la subida más dura para mí de toda la ruta (Arnostegui) pienso si llegaré a San Sebastián, aún quedan casi 200kms.
De nuevo un RedBull, unos donnetes y modo cohete sin pensarlo mucho.
¡Los siguientes puertos ya son rodadores, alegría!
Ahí me siento muy bien y veo el final cercano.
Pero el destino aún me quiere dar un par de reveses...
Pinchazo que no se soluciona a la primera y cambio dos veces.
De tanta humedad mi luz trasera deja de funcionar y tengo que inventar otra luz con mi frontal.
Calma y a seguir rodando.
¡Me coge el compañero que rodaba por detrás y además va sin luz!
Asique toca ayudar, olvidarse de ritmos y llegar a S. Sebastián los dos sanos y salvos.
Son ya las 12 o más de la noche... Más de 15h seguidas de pedaleo en este tercer día...
Ir acompañado de nuevo refresca la mente.
Entramos en la zona de Irún, terreno conocido ya para mí y me veo fuerte, quiero terminar, y quiero hacer Top10.
Sólo queda Jaizkibel
Pues aún quedaba otra sorpresa para esta noche negra...
Se rompe mi cable de cambio, y quedo en piñón fijo los últimos 50kms.
Ante la duda de si sería capaz de coronar así Jaizkibel, me paro en una marquesina a meditar que hacer... Realmente fue un momento frustrante.
Intento reparar, pero no tengo la llave necesaria, busco por gasolineras y
tampoco.
Me adelantan compañeros y lo mismo... Estoy a 20kms del final y casi no puedo avanzar.
Decido seguir, subiré Jaizkibel, aunque sea andando...son las 3 de la mañana y de esto va la aventura, nunca rendirse.
Subiendo me adelantan varios compañeros y ya la posición queda en el olvido, sólo quiero terminar. Realmente es un logro, sea como sea.
Llego arriba, 4am.
Increíble ver Donostia encendido y saber que has atravesado Pirineos en 3 días con un hierro, una chaqueta y 3 pizzas.
Charlo sobre ello con el cámara que nos recibe allí y me tiro para la ciudad.
Totalmente agotado, con todos los chepazos de los últimos kms, me tiro en el suelo de la llegada y cuando me despierto es de día...
¡Empieza la fiesta!
Lo he logrado, esta aventura me ha demostrado que el límite está más allá de lo imaginado.
¡Que el miedo se vence avanzando y que nunca hay desarrollo suficiente!
En la llegada van sucediendo los encuentros y el ambiente es muy bueno.
Organizamos cena para despedir como dios manda tal odisea.
La grupeta por Donosti es de chiste, un belga, dos alemanes, cuatro españoles, un polaco... Disfrutamos mucho y se habló poco de bicis ¡Bastante tuvimos!
El resumen en números son 53h de movimiento
79h en la prueba.
Posición final, 13.
¿Repetiría?
Sin dudarlo
¿Porqué?
Por la multitud de sensaciones que van sucediendo hora tras hora, la adaptación que tienes que tener a ellas y el saber que has logrado un reto de "miedo"
El track estaba muy bien equilibrado, con mayoría de "backroads" con encerronas, y pasando por pueblos y lugares preciosos.
Si te gestionabas mínimamente, no había problema para comer, dormir...
Y esta es mi crónica de Transpyrenees. tengo todavía más historias ¡esta es la corta! 😆
Más información sobre los eventos de Transibérica: https://www.transiberica.club/